Si te enteraste de la elección de José Ugaz como presidente de Transparency International (que es así de meraza como suena) y realmente no sabes si deberías hacer un brindis en su honor o qué onda, te contamos por qué esta es una buena noticia para nuestro país.
Este es José Ugaz
Es posible que la primera vez que oíste hablar de José Ugaz fue cuando Alberto Fujimori lo nombró procurador ad hoc en el caso de Vladimiro Montesinos cuando todavía se hacía el loco respecto a su complicidad con su retorcido gemelo en la corrupción.
En ese momento Ugaz pidió garantías para actuar con total independencia y le fueron concedidas. Al poco tiempo Fujimori ya estaba fugando hacia Japón y renunciando por fax luego de que su gobierno se fuera por el drenaje tras la aparición de los vladivideos y se hiciera evidente su participación en toda la cochinada de la época.
El trabajo del abogado penalista fue clave en la lucha contra la corrupción de la época fujimorista pura y dura. Gracias al trabajo que lideró en la Procuraduría Ad hoc se pudo abrir más de 200 casos judiciales contra aproximadamente 1500 implicados en la red de Fujimori.
La otra Transparencia
Transparencia Internacional (TI) es una ONG que no debe ser confundida con Transparencia (que también es chévere, pero que no tiene mucho que ver con la noticia que involucra a Ugaz).
TI se encarga de promover medidas contra crímenes corporativos y corrupción política (que por lo general suelen ir de la mano) en el ámbito internacional. Viene haciendo esto desde 1993, año en que fue fundada, y publica anualmente el Índice de Percepción de Corrupción que es básicamente una lista de corrupción a nivel mundial. Opera en más de 70 países.
Aquí en el Perú, Proética es un capítulo (una base) de esta ONG.
Dentro de todas las delegaciones que operan de TI existen expertos locales que se encargan de determinar cuáles son las prioridades y cuáles son los enfoques que deben ejercerse para combatir la corrupción en sus países. En ese sentido, su independencia política es clave.
Por qué importa
En un artículo publicado en el diario La República, el periodista Ricardo Uceda cuenta que fue una ambivalencia en la manera de funcionar la que complicó el trabajo de TI: las bases locales no podían hacer denuncias en su propio país.
En Perú, Integridad, el primer capítulo de TI (ahora, con otros miembros, es Proética) lo conformaron notables que terminaron participando en el gobierno de Fujimori. Con los años las propias bases pugnaron dentro de la organización para que se abandonara la crítica amigable como única estrategia.
Como cuenta Uceda, Ugaz es un antiguo militante de Transparencia Internacionales y es uno de los doce directores desde el 2011. Es más, fue en ese año que fue elegido Presidente de la Comisión de la Lucha contra la Impunidad. Esto al parecer pesó en su campaña. Eso y sus propuestas:
Su propuesta, por una parte, busca reforzar a TI allí donde no pudo desarrollarse. Extrañamente, así como en Bangladesh hay miles de miembros, y en Alemania una red poderosa, y en Francia y Gran Bretaña iniciativas brillantemente fundamentadas, la organización es débil en naciones importantes. En Estados Unidos y Canadá es pequeña. En Brasil y China no existe. Es débil en naciones emergentes como India. Por otra parte, Ugaz se concentraría en tres temas: impunidad, gran corrupción e impacto internacional del crimen organizado. Su mensaje principal es que después de 20 años de la creación de TI no hay mucho por celebrar, pues la corrupción acosa a los Estados bajo nuevas formas.
Y si hasta ahora te estás preguntando por qué es importante que José Ugaz ahora presida una organización encargada de luchas por la limpieza de la cochinada en los gobiernos, acá más claro y en negritas: porque los grupos que protestan contra la corrupción en nuestro país realmente parecieran no tener un impacto claro en la sociedad. Dice Uceda al respecto que:
La sociedad civil que promueve la transparencia está más bien empeñada en premiar buenas prácticas, mientras acompaña al gobierno hacia una mítica Sociedad de Gobierno Abierto. Así como ninguno de los tres gobiernos posteriores al de Fujimori supo adoptar políticas eficaces contra la corrupción, los sectores civiles tampoco lograron organizar reacciones temibles. Es una discusión abierta, y tal vez algunos ejemplos de capítulos de TI en otros países pudieran inspirar. ¿Cabe imaginar un haz de luz sobre la casa de una autoridad reconocidamente corrupta a la que el sistema judicial y el Congreso no quieran tocar?
Y acá está la yapa
En su columna de hoy, publicada en el diario La República, Augusto Álvarez Rodrich hace hincapié en un tema que no debería escapar del análisis:
(…) la elección de Ugaz debilita el argumento fujimorista de que el proceso a su líder fue injusto, pues ningún organismo del prestigio de TI distinguiría a alguien que hubiera ayudado a condenar a un inocente.
Sí, también eso.
Entonces ahora el Perú podría estar acercándose un poco a más al estándar de lucha contra la corrupción que existe a nivel internacional y también vuelve a poner el tema sobre la mesa.
Citando a su némesis: ¡Fuera los corruptos!