En Madre de Dios, la gente desaparece como por arte de magia. Pero la magia no existe. Por eso las explicaciones son más reales, más crueles y más dolorosas.
No es un secreto que la minería ilegal gobierna la región fronteriza. Atraídos por el oro, decenas de hombres y mujeres llegan en busca de su propio El Dorado. Pronto se dan cuenta de que El Dorado no existe, y ellos, tampoco.

Imagen: AP Photo/Rodrigo Abd
Por eso, en Puerto Maldonado, es habitual encontrarse con padres, madres, hermanos o tías que llegan en busca del familiar que “llegó hace 10 años para trabajar en La Pampa”. La Pampa es la zona minera donde la justicia emana de una pistola. Un periodista de Madre de Dios que prefiere no dar su nombre explica así las desapariciones:
“Normalmente llegan a trabajar personas sin estudios, que están necesitados, que desconocen de contratos y que no reclaman nada. Todo es ilegal. El pago por extraer oro es con oro, evidentemente. El dueño de la mina le dice que le pagará todo al final. Mientras tanto le dará alojamiento y comida. Pasan los meses, el trabajador reclama su paga, pero al empleador no le da la gana de pagarle y lo mata”.

La Pampa. Imagen: Inforegión
A veces, a los mineros no los matan los jefes, sino los ladrones. Delincuentes con armas de largo alcance que rondan las trochas (caminos de tierra y de madera) que unen La Pampa con los campamentos mineros (donde se extrae oro). Lo hacen luego de robarles el oro que trasladan a La Pampa para vender.
“Esos ladrones son agentes de seguridad de otros mineros. Como a varios los han asaltado, ellos contratan a otras personas de malvivir para que los cuiden. Mientras los resguardan, aprovechan para robar a otros mineros”.
Les roban, los matan y los queman. Los incineran en fosas comunes que la Policía de Madre de Dios descubrió hace 3 días.

Imagen: Policía Nacional del Perú

Imagen: Policía Nacional del Perú
El 25 de febrero, la Policía y la Fiscalía ingresaron a La Pampa para rescatar a una víctima de trata de personas (que es el otro infierno de Madre de Dios) en el campamento ‘Zorro Valencia’. Se encontraban por la zona MEGA-11 a la altura del Km 107.5 de la vía Interoceánica. Ahí se toparon con uno de los tantos asaltos de un grupo de delincuentes a un minero.

Foto: Policía Nacional del Perú
Lo que vino después fue un enfrentamiento que acabó con la detención de 4 asaltantes y con el descubrimiento de “El quemadero”, una fosa común donde se incineraba a las víctimas de sus delitos. En el lugar solo hallaron los huesos de los asesinados.

Imagen: Policía Nacional del Perú

Imagen: Policía Nacional del Perú
La Policía informa así:
“Estos sujetos forman parte de la mega organización criminal encargada de la seguridad de las trochas que dan ingreso a los campamentos de minería ilegal (Megas, Peña, Azul, Zorro Valencia y otros) y serían los presuntos autores de los homicidios calificados (incineraciones de 6 personas)”.
Imagen: Policía Nacional del Perú
Imagen: Policía Nacional del Perú
Perú no es Perú sin personas que justifiquen las ejecuciones extrajudiciales. Y en Madre de Dios tampoco faltaron estas excusas. Sosteniendo una opinión, que se nos hace muy conocida por haber sido repetida durante los 90, adujeron que los detenidos eran agentes de seguridad que los resguardaban, y que “solo” mataban a los criminales.

Comentarios. Imagen: Facebook
Esto explica por qué muchos de los mineros se amotinaron contra la Policía y los fiscales cuando detuvieron a los 4 implicados, como se ve en este video de la Policía:
Una de las presuntas víctimas de este inhumano hecho habría sido Ener Eloy Ovalle Fasabi, un hombre que fue a trabajar a La Pampa. Su esposa le contó a los periodistas Javier Hidalgo y Óscar Macedo que su familiar se encontraba en ‘El quemadero’:
“Él se fue con su moto. Se fue solo. Varios testigos me han dicho que lo han visto ahí, amarrado, doblado. Han hecho una fogata, tremendos horcones, donde lo han quemado. Mi suegro me dijo que ahí estaba mi esposo. No podíamos entrar para rescatarlo porque estaban armados”.

Sin cuerpo que enterrar. Imagen: Javier Hidalgo
Discutir si se trataba de simples delincuentes o de agentes de seguridad que resguardaban es como discutir si la minería ilegal afecta los bosques o los ríos. Estos quemaderos existen y los muertos también.
En La Pampa, el Estado es un fantasma que genera tanto miedo como una lagartija. Su presencia se reduce a una que otra intervención policial para el olvido y a un gobernador regional (Luis Otsuka) que defiende la minería bajo el argumento populista de que su pueblo tiene hambre y necesita del desarrollo económico. ¿Cuántos días tendrán que pasar para que se olvide este crimen?