Ahmed Mohamed tiene 14 años. Es un chico muy curioso, con una pasión por la tecnología que probablemente pocos de su edad tengan. Esa motivación lo llevó a crear un reloj y decidió llevarlo a su escuela en Irving, Texas (USA), para que lo vean sus profesores y amigos.

El caso de Ahmed, detenido por su origen y por hacer un reloj “que parecía una bomba” enciendo un nuevo caso sobre la xenofobia y el racismo en USA.
En vez de ser condecorado o alentado en su creatividad, Ahmed fue detenido. Dos cosas “conspiraron” en su contra: el “aspecto de bomba” del aparatito, pero sobre todo el origen del chico (sudanés).
(Dato, no menor: el chiquillo iba con su polo de la NASA cuando lo arrestaron.)
Hoy lo liberaron. La vergüenza que ha generado este caso ha sido tal que el propio presidente Barack Obama, así como otros líderes han tenido palabras reivindicativas y de elogio.
La paranoia, la xenofobia, la ignorancia llevaron a Ahmed a ser detenido. Esa xenofobia, el odio al otro por su origen, que tiene en candidatos presidenciales como Donald Trump a sus más fervientes y orgullosos defensores, es perniciosa, entre otras cosas, por este tipo de disparates contra la lógica, la razón y la humanidad.
El patrioterismo ramplón, racista y discriminatorio debe ser combatida con ideas y educación. Que la xenofobia y el chauvinismo no se apoderen tampoco de nosotros. En todo caso, estamos preparados para poder distinguirlos y evitarlos apropiadamente.

Parte de la campaña que se ha iniciado reivindicando a Ahmed en redes sociales, con el hashtag #IStandWithAhmed
Que casos como el de Ahmed queden sepultados en lo más profundo de la historia universal de la infamia y no se conviertan en práctica común del nuevo macartismo.